El nuevo Samsung Galaxy S6 y S6 Edge, a detalle
Un año después de la llegada del S5, Samsung ha cumplido el ciclo y ha presentado el nuevo Galaxy S6. Luces, destellos, fuegos artificiales, emoción. Ok, suficiente. Hablemos de cómo es realmente el terminal tras probarlo.
Dat screen!
Año 2012. The Enemy publica Streets in the Sky, los cines estrenan The Odd Life, y las pantallas de Samsung son, dicho en pocas palabras, para echarse a llorar. Vaya tragedia, ¿eh?. The Enemy no levantó cabeza y The Odd Life no digirió el paso del tiempo como para convertirse en una película de culto, pero Samsung sí logró revertir la situación a finales de 2013 con el Galaxy Note 3.
El S5 confirmó la tendencia y el Note 4 consolidó una idea: Samsung también puede tener buenas pantallas. Y bien buenas, superando casi todas las carencias del Super AMOLED de otra época.
La pantalla 1440p del Galaxy S6 hace los píxeles indistinguibles para replicar con clase a todos los que dicen que 1080p en un smartphone es más que suficiente. Sobre todo en vistas a un futuro con accesorios estandarizados como Gear VR y su brutal demanda de píxeles. Cada detalle se ve perfectamente nítido y se logra apreciar aún mejor la nueva tipografía de TouchWiz, de la que luego hablamos.
Sus elevados ángulos de visión y su rico y alto contraste son más que acertados, pero la temperatura de color podría ser mejor. Samsung no es tan fría como antes, pero sus paneles sí. Un matiz aquí: esto es aplicable a los puristas, a los que apuestan por el smartphone de barrio pijo que apenas presenta imperfecciones. Para el grueso de la población, estamos ante una pantalla prácticamente perfecta, que compensa sus carencias con un negro realmente negro. Como solo una Super AMOLED a día de hoy es capaz.




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